D. Antonio Wanceulen Moreno

Trigésima octava tertulia con D. Antonio Wanceulen Moreno

 

Antonio Wanceulen Moreno es un hombre locuaz (-“prefiero hablar, a comer”-, nos dice) lo que es de agradecer cuando lo que une a los comensales es una tertulia. Sus aficiones, hechas profesión, parecen a primera vista que caminan por separado, en una difícil mezcolanza, como el agua y el aceite. Pero no es así. El tertuliano pronto nos descubre que el fútbol formativo y la edición literaria tienen como unión la ilusión del que empieza, del pequeño talento que con los pies golpeando un balón o con los dedos asidos a una pluma intentan abrirse camino en mundos llenos de dificultades y sacrificios.

El ardiente arroz meloso con pato se enfría en un afán del tertuliano de transmitir incesante sus inquietudes y sus recuerdos de aquellos primeros pasos dados por su padre en la formación teórica deportiva, en el descubrimiento, invención no patentada, del Fútbol 7 como remedio ineludible de a quien amando el deporte se ve abandonado por las exigencias físicas del futbol convencional. Reivindica a su ascendiente, lo nombra, y se hace cuidador del bien preciado y único que le lega.

Ordenado en la exposición, convincente, pronto se adivina que el tertuliano es perspicaz y la dificultad de descubrir, cuidar y promocionar el ingenio de los demás parece fácil mientras se le escucha. Es cuestión de detenerse y mirar, empatizar con quien te cede sus deseos de ser deportista o escritor, limar las aristas, fomentar el esfuerzo y canalizar la incipiente energía del principiante. Ya después el gol medido por la escuadra o el perfecto poema, vendrán solos.

Y en tanto damos debida cuenta de la tarta de manzana con crema de almendras Antonio Wanceulen hace que el silencio no sea nuestro invitado. Lo aleja y nos convence que la ilusión del que empieza es algo que debe cuidarse y amarse. La vida es eso, ilusión y la ilusión se palpa en el tertuliano  mientras los jarrillos del Entrecárceles enfrían nuestros dedos. No perdamos la ilusión del principiante porque quién sabe si en alguno de nosotros Antonio descubrió un talento que hasta hoy desconocíamos tener.

Galería de la tertulia