D. Hani Latif Zaloum

Trigésima novena tertulia con D. Hani Latif Zaloum

هاني لطيف زلوم

 

 

El nombre de nuestro tertuliano, Hani, es un nombre que no lo delata como cristiano. Así lo quiso su padre para evitarle conflictos en la tierra musulmana que le vio crecer. Su apariencia anglosajona es vencida cuando saluda a Hamsa, nuestro camarero de mesa de nacionalidad marroquí en un árabe que envuelve el salón que nos cobija. De semblante afable el invitado desgrana con una crítica medida sus vivencias como cristiano y se apena de que la sociedad no sea consciente de las dificultades que en el convivir diario supone no confesar la misma religión de quienes le rodean. Lo hace sin rencor con la misma cristiandad con la que nuestro carpaccio de carabineros con guacamole y avellana se postra en el albino plato a la espera de ser degustado.

Hani mira de frente, como si sus pupilas buscaran constantemente el enfoque más artístico y a la vez más humano en tanto los postreros rayos que entran por la ventana alargan las sombras de las copas que albergaron el vino que nos aligeró el alma. Sombras. Lo imagino en la madrugada de hace ya muchos años cuando en la Plaza del Molviedro las farolas de luz amarillenta dibujaron en la fachada de un edificio el majestuoso andar del Gran Poder para después encontrarlo de frente y convencerle que ese encuentro lejos de ser inocuo marcaría su destino, su nuevo terruño en esta nuestra Ciudad que tan bien conoce de la pacifica convivencia de religiones distintas en su vetusta historia.

El Señor de Sevilla marcó el destino de nuestro querido invitado. Le permitió convivir sin preocuparse de su nombre, de su identidad y creencias como tampoco le preocupó el no captar la imagen con su cámara para inmortalizarla. No era necesario. No es necesario pues está convencido que yerra quien pretende captar una imagen que derrocha sentimiento a su paso y no se detiene en sentir lo que ve con todos los sentidos, pues el mejor objetivo, nos dice, está en nuestras pupilas que asumen el instante preciso de lo que transcurre en su derredor para después, en cualquier cuarto oscuro, revelarlo en los adentros de la memoria.

Un placer Hani. شكرا

Galería de la tertulia